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La intenci n primera si se quiere, que tuvo el autor para plasmar esta historia del fin, con una pizca novelesca en ocasiones, y al mismo tiempo con un crudo cuadro de la realidad, en lo tocante a nuestras acciones; traduce un toque de toda la verdad innegable por la cual seremos enjuiciados todos. Cada uno de los cap tulos de esta obra, se enlazan unos con otros, con una correspondencia diamantina, para dejarnos sorprendidos ante escenas pasadas, acontecimientos presentes y cosas terribles del futuro. De igual manera, como es un tema de naturaleza religiosa, en cuya esencia e intenci n, su genio resulta muchas veces misterioso y de dif cil discernimiento, como es obvio, en lo tocante a los asuntos prof ticos; pues estos, se describen en su original, La Biblia, con la definici n de figuras, s mbolos y los recursos del lenguaje superior, los mismos suelen casi alcanzar a la idea, porque la segunda sobrepasa al lenguaje mismo. Su contenido, no puede resultar en barrera para quienes decidan leer la obra. Pues su objetivo es mostrar la verdad en forma simple, sin olvidar que la materia en cuesti n es en verdad profunda. Pero el libro, en cada uno de sus cap tulos provee con un lenguaje comprensible, la definici n de los temas poco conocidos para algunos, y ampliar el conocimiento de otros y fortaleciendo su fe, que s comprenden el tema. El juicio se cierne sobre nuestras obras, acciones y actos. La ley de Dios es el reglamento por el cual se demandar su incumplimiento. Esta norma de Dios: la ley de los diez mandamientos, se sostiene en el fundamento: su amor. El juicio se origina como resultado a un per odo de tiempo ya cumplido, una extensi n prof tica, cuya consumaci n determina el inminente regreso de Cristo, pues con su venida, viene solo el veredicto; pues su juicio se ha ventilado antes de su regreso. Seg n lo describe la obra, ese juicio ya dio inicio, como lo establecen las profec as de Daniel y Apocalipsis; y muy pronto en un futuro culminar , aunque no puede conocerse dicha fecha. Lo cierto es que, aunque no existe la posibilidad de saber cu ndo concluir el juicio, nadie puede identificar una fecha. Cuando el reloj de Dios, marque la hora final, entonces el Padre pronunciar con voz de mando, ese momento cuando Cristo debe venir en su segundo regreso. l, Cristo, debe cumplir la voluntad del Padre, despoj ndose de su ropaje de sacerdote y abogado intercesor durante el juicio, para cubrirse del atuendo de un juez firme a la ley de la libertad y el amor. El juicio cubre todas las pocas de la humanidad y todas las personas nacidas en el pasado, presente y futuro, todos ser n juzgados; pero no todos podr n salvarse. Aunque solo Dios lo sabe, en verdad cada persona puede elegir salvarse o no, seg n lo estable esta obra.
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