El presente libro tiene como objetivo mostrar el lugar que ocup del Libro del Apocalipsis (el ltimo libro del Nuevo Testamento) en la mentalidad colectiva de la Nueva Espa a del siglo XVI, actualizando las ideas milenaristas y las esperanzas mesi nicas que han resultado actuales en la poca de la Reforma y Contrarreforma, pero al momento de la Conquista han recibido un significado nuevo. En el suelo novohispano el primer comentario al Libro del Apocalipsis fue compuesto por el beato Gregorio L pez (1542 - 1596), quien aplic todos sus conocimientos amplios de la literatura cl sica y paleocristiana y prefigur algunos m todos de la interpretaci n del Apocalipsis que en lo sucesivo han gozado de popularidad en los estudios b blicos.
Gregorio L pez ha establecido su propio modelo del providencialismo. En el marco del presente libro se propone reconstruir cuidadosamente las referencias indirectas y oblicuas a la historiograf a romana cl sica (las obras de Suetonio, Flavio Josefo, Aurelio V ctor, Eutropio, los autores de los Scriptores Historiae Augustae), a la historiograf a cristiana (Rufino y Eusebio de Ces rea), a los libros sibilinos, a los conceptos tomados de la literatura de los alumbrados y a otras referencias que se amalgamaron en el tejido narrativo de Gregorio L pez, creando una obra que lleva muchos sentidos ocultos de car cter hist rico, escatol gico y m stico.El contenido del Libro del Apocalipsis fue usado por el ermita o como material para rastrear la historia del Imperio Romano desde Ner n y las primeras persecuciones anticristianas hasta los tiempos de Constantino el Grande y el Primer Concilio Ecum nico. El papa Silvestre I aparece como una encarnaci n visible de un " ngel fuerte" quien tuviera que atar a Satan s por mil a os. As comenz la poca del milenio cristiano que se acab en el siglo XIV por la incursi n de los turcos otomanos y la derrota del Imperio Bizantino. Siguiendo la tradici n etnohist rica del Renacimiento, L pez consideraba a los turcos otomanos como reencarnaci n de los pueblos b blicos Gog y Magog, los enemigos de Israel, cuya invasi n fue predicha por el profeta Ezequiel. Para un historiador empe ado en las investigaciones sobre el Apocalipsis, el Tratado de Gregorio L pez sirve de mucha utilidad, sobre todo porque l fue el primero quien puso el fundamento escritural para el mito guadalupano que posteriormente se desarroll en las obras de los evangelistas guadalupanos, como lo fueron Miguel S nchez y Lasso de la Vega. Los elementos simb licos apocal pticos de la imagen de la Mujer vestida de Sol fueron usados para la representaci n iconogr fica de la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, Gregorio L pez todav a no elabor los c nones interpretativos correspondientes, adhiri ndose la interpretaci n patr stica m s tradicional, pero ubic ndola en un contexto hist rico estcricto; seg n su intenci n, la imagen de la Virgen tuvo que reflejar un per odo establecido en las persecuciones anticristianas en Roma.